Uriel N Penaloza

Ensayo: Democracia y Organización

Entrar en estudio de la realidad o la expectativa de la dinámica política es en cierta medida una tarea compleja, claramente habría primero que definir a cual aspecto de esta ciencia social se abordaría para tratar de una forma lo más eficientemente posible de enmarcarla en un contexto en el cual estas variables a observar sean por lo menos identificables y comprensibles, para que se puedan analizar y sintetizar con la garantía de estar haciendo un trabajo limpio desde el punto de vista científico.

Tomando en cuenta el estado del arte en la investigación y la mediación de un tema que ampliamente ha dejado de ser para la discusión de intelectuales y ha pasado a ser del común social.

En un contexto histórico marcado por la inmediatez de la información pero no por la veracidad, en la sociedad digital en la cual las redes sociales y todas las herramientas de comunicación a las que se tiene acceso a través de la autopista de internet, hacen del ciudadano común amo y señor de las plataformas en las cuales puede “aprender” de todo, a la par de que es víctima y esclavo de la sensación de que todo ya está dicho, que ya no hay nada que pensar y al final dicha pasividad mental lo enclaustra en una burbuja y quizá en la mentira.

Para entrar en el tema con suavidad y evitando cualquier trauma que pueda impedir  la asimilación y la contextualización del asunto central es necesario comenzar por el pasado, el pasado de la humanidad, una especie social, facultada para tener conciencia de sí misma en lo individual y en lo colectivo, una especie que puede, como lo ha hecho, transformar su propio entorno para su beneficio, capaz de adaptarse a prácticamente cualquier ambiente con la ayuda de sus pensamiento y su habilidad para crear herramientas.

Es necesario ir hasta esos Anales históricos y encontrar ahí el por qué llegamos de forma tan vertiginosa a estos tiempos de convulsión organizativa.

Partiendo de lo anterior es claro ver que la humanidad, nació en conflicto, esto es lo más natural, puesto que la humanidad posee características únicas resultado de la integración de individuos de naturaleza social, pensamiento singular, Necesidades comunes, apetito egoísta y lenguaje identitario, esta fórmula, es a simple vista un caldo de cultivo hirviente del cual solo puede emanar algo, nuestra sociedad humana.

En referencia a lo expuesto, la expresión sociedad humana, no precisamente se refiere a la civilización occidental nada más, al contrario es a toda la historia, desde los primeros asentamientos humanos en los cuales las relaciones de convivencia en teoría eran más sencillas, pero es mejor llamarlas primitivas, en el sentido de primeras, de originales, la raíz misma de todo lo que somos ahora como gran comunidad, ese germen debió tener encapsulado, como lo hacen las semillas, todo el complejo árbol que es la sociedad actual y en esa línea de pensamiento la sociedad futura.

Por lo tanto, es preciso detallar los fundamentos o elementos básicos con los que la sociedad humana emergió y como se manifiestan hoy por hoy y de esa manera tener una idea de cómo ha sido su evolución en el tiempo y así avanzar hacia lo sólido, lo concreto de nuestros sistemas de funcionamiento, la manera moderna de hacer las cosas con sus puntos discordantes y convergentes.

Lo primero es la supervivencia, somos seres sociales porque esa es una garantía de continuidad, una especie conformada por individuos físicamente no tan fuertes como otros depredadores, dóciles ante la aparición de enfermedades y frágiles al enfrentar en cuerpo los embates de la naturaleza.

Tiene una sola opción para la adaptación y es el apoyo de los semejantes, al ser humano le cuesta alcanzar la edad de independencia más tiempo que al resto de los mamíferos, pero durante su desarrollo, cuenta con el apoyo y la seguridad que le brinda su grupo, cuidarnos entre nosotros es una marca distintiva, si bien existen otras especies que también protegen a los suyos esto es instintivo y temporal, el ser humano se protege en conjunto a unos niveles muy superiores a cualquier otro tipo observado, la garantía de cooperación y esfuerzo mancomunado no solo es para el alimento particular como pudiera verse en otras especies sino que trasciende también al beneficio de los niños y ancianos, la  supervivencia es un catalizador social.

Está vinculada a un segundo factor promotor de la organización social y es la  territorializacion de los recursos, la probabilidad de éxito en subsistir de un grupo humano está bastante relacionada con la cantidad de recursos disponibles en su área de influencia, de ahí que al principio los grupos humanos fuesen cazadores recolectores nómadas, dependiendo directamente de lo que pudieran tomar de la naturaleza.

En esta fase varios grupos humanos pudieron haber competido por los recursos de un mismo territorio y eso por supuesto obligo a tomar medidas de protección y agresión que fueron especializando en roles, a los miembros de estas comunidades primitivas y también dio paso a las primeras formas de pacto social entre comunidades.

En ese orden y como consecuencia de esta circunstancia y las nuevas relaciones de consumo que van a surgir con el nacimiento de la agricultura y la cría, emerge ahora el ocio, el tiempo no laborable y las tareas no relacionadas con la producción, la protección organizada y las actividades religiosas, es en esta etapa de la historia social donde podría decirse surge la política como objeto intangible, como parte de la sociedad.

Por consiguiente las comunidades humanas se fueron complejizando, ahora necesita casas donde dormir y estar en momentos fuera de la faena, herramientas y espacios para pastar y proteger los rebaños y por supuesto herramientas para el cultivo y almacenaje de la producción, con mayor comida mayor población, por supuesto surgen también mayores amenazas tanto naturales, como es el caso de los depredadores que acechan los rebaños, como otras comunidades humanas que se pueden presentar de dos maneras, una serían  las menos desarrolladas tratando de apoderarse por la fuerza de los recursos acumulados y otras mejor preparadas tratando de expandir su territorio.

Campañas, Agitación y Clubes Electorales: Organización y Movilización del voto en el largo siglo XIX mexicano

El aumento de la población trae conflictos, es necesario establecer normas es aquí donde la necesidad de orden conlleva a la aparición de la clase dirigente.

Esta nueva casta que toma decisiones tiene sus particularidades, la principal es el liderazgo, la capacidad de abrogarse la facultad de tomar decisiones sin ser cuestionados por los miembros de su grupo, un guerrero destacado pudiera ser o uno de las ancianos, tal vez el mayor de ellos, quizá quien haya tenido sensibilidad espiritual y manifieste dominio religioso, tal vez la persona con las mejores plantas o con mayor cantidad de animales, la filiación comunidad-líder solo se afianza a través de un nuevo  catalizador, la cultura, madre de lo que será considerado un dogma de la civilización el cual es, la tradición.

Entonces ya sea por la fuerza o por cooptación, el líder asume el control de la comunidad y con él los “suyos”, ese concepto de suyos responde a una estructura de círculos concéntricos en la cual en el centro de la figura está el líder, la persona que ejerce el poder en concreto, en el círculo íntimo, sus allegados, la familia, su entorno más próximo, quienes tiene ahora cierta autoridad por consanguinidad, en el primer anillo sus amigos, consejeros y gente de confianza, en el siguiente los que confían en él y las personas vinculadas a los de su anillo anterior y así hasta llegar a los dominados, el líder asume ahora una potestad que se debe desarrollar abiertamente.

Es importante notar que en este momento del desarrollo político y organizacional ya se puede percibir de alguna manera la afirmación de Angelo Panebianco en su análisis de los partidos políticos en la cual explica que los creyentes y arribistas que están permeados en los círculos de influencia de una estructura partidista a partir de un sistema de incentivos colectivos y particulares, gana lealtades fortalece su estructura y se torna semejante a una figura de círculos concéntricos, nada de casualidades, la distribución de estos incentivos es la misma mediante la cual el líder primitivo se afianzó en su jefatura.

Para que todo lo anterior sea posible es necesario contar con un sistema de comunicación eficiente, no se puede aspirar poseer una estructura de funcionamiento político si no se cuenta con los métodos y medios de comunicación en la cual estos se sustenten y sean garantía de su cumplimiento Panebianco da muchísima importancia a este asunto en su análisis organizativo de los partidos, independientemente de los orígenes de estos, ya sean de corte sindical, campesino, burgués o religioso, las decisiones del partido deben llegar hasta los niveles más profundos y básicos de sus estructuras.

Así pues, la influencia del líder en su entorno iba primero a llegar hasta donde tuviera capacidad física y códigos para comunicarse y segundo hasta donde pudiera a través de otros hacer valer su mensaje.

Por ese motivo ese liderazgo y supremacía eran tan frágiles, en cualquier momento el líder podría ser destronado por un nuevo aspirante quien no necesitaba de mucha parafernalia para tomar el poder, muy semejante a los sistemas naturales de funcionamiento de las manadas como la de los Lobos, Leones y Gorilas bastante bien documentadas.

Recapitulando en nuestro recorrido podemos observar entonces, que para que exista un mínimo de acción política o ejercicio político se requiere: un territorio aprovechable en el cual existan medios para garantizar la subsistencia, sistemas de guarda y custodia de esos recursos y formas eficientes para aprovecharlos, un liderazgo que va desde la o las figuras principales y los facultados para que su voluntad sea ejecutada y unos canales de comunicación que permitan que todas las personas involucradas estén conectadas.

Entramos entonces en materia sólida, en función de lo que se quiere visualizar aquí, ninguna de las premisas vistas seria eficiente o realizable si no se cuenta con algo fundamental y es la organización.

Panebianco, magistralmente expone como las asociaciones con fines políticos dependen diametralmente se su nivel de organización, la organicidad como eje central para lograr las tareas, en este caso es fundamental dado que los partidos tienen dos propósitos muy claros: el primero es alcanzar el poder y el segundo mantenerse en él.

Es necesario entonces hacer reflexiones sobre el poder, en política es el bálsamo con el que se ungen todas las cosas, es decir la facultad real de hacer las cosas, el poder es una contradicción porque realmente solo existe por convenciones, es decir, existe una norma, un acuerdo y por fuerza de ese acuerdo el poder.

En las fases primitiva la norma era la del más fuerte, ese controlaba al resto y adquiría el poder, en la medida que la sociedad se desarrollaba como hemos visto, los acuerdos eran mayores se distribuían responsabilidades y con estas el poder.

Combinando esta premisa con la distribución realizada anteriormente vemos que existe un poder que se ejerce en el territorio, un poder sobre los recursos, que es el económico, un poder sobre la guardia y la custodia, que es el militar, un poder sobre lo que se comunica, que es el poder de los medios y el poder de los liderazgos, que dependiendo si es de naturaleza de los rituales seria Religioso y si es sobre la construcción de reglas entonces es el político.

Desde la aparición de la especie, estos poderes han existido y la historia de la civilización humana es precisamente la de los modelos que se han utilizado para ejercer ese poder, sin embargo, el poder propiamente no existiría si no hay un acuerdo previo que lo refrende.

En cierto sentido, es la población la depositaria de la facultad de refrendar la forma como se ejercerá el poder, se estableció que mientras mayor sea la población más compleja sería el organigrama que la controla, por tal motivo la organización que la sustenta y las normas que la rigen, pero si tengo un territorio, una población y logro establecer acuerdos para el ejercicio del poder en ese espacio, entonces tengo un Estado.

Ahora bien, con la entrada de este nuevo concepto cambian las condiciones de juego, porque se cuenta con un regulador, un mecanismo suficientemente fuerte para que el ejercicio del poder sea efectivo, aunque esto no todo el tiempo sea a favor o con la anuencia de la población, es decir, el poder a pesar de que está sustentado en la población que lo refrenda, no necesariamente se ejerce a favor de este o sus intereses, es más se puede ejercer directamente en su contra.

Una vez que se está en el poder, con mucha dificultad se renuncia a él, la tendencia siempre ha sido la de conservar el poder, eso explica muy bien el surgimiento de las monarquías, sistema en el cual una persona se apodera del poder completamente, es su representante absoluto y lo ejerce sin ningún tipo de restricciones a tal punto que la población depositaria del poder original se transforma en súbditos, o de las oligarquías y aristocracias  que son fundamentalmente lo mismo, pero en grupos selectos y reducidos, así como el feudalismo y otras formas de organización social y del Estado, en las cuales se les daba y en algunos casos se les da, todo el poder a una elite privilegiada y muchas veces sin méritos.

Las dictaduras, imperios y patriarcados también entran en esas categorías y la pregunta que surge entonces es ¿no existe una forma de gobierno en la cual haya justicia, equidad, equilibrio y la población no pierda sus facultades?

Hasta lo expuesto aquí la población ha delegado sus poderes propios en particulares, corriendo el riesgo, como generalmente ocurre, de salir perjudicados en el proceso, realmente sí existe ese sistema en el cual la población, es decir el Demos, ejerce el poder sobre sí mismo y para sí mismo, esta es la democracia.

Simplemente que no se puede tocar el tema sin comprender primero que existe una diversidad de democracias, tal vez el principio sea el mismo pero las variantes afectan significativamente el resultado final.

Muchos de los sistemas, que hoy sabemos van en detrimento de la población y le restan poder, en un principio fueron considerados Democracias o fueron expuestos como tal, por tal motivo es necesario primero hacer un bosquejo de los partidos políticos, sus conceptos de democracia para luego entrar en materia.

En una democracia, donde las fuerzas políticas que pugnan dentro de la población están en constante competencia y deliberación, las agrupaciones con fines políticos se van estructurando a razón de sus intereses propios, es decir, quienes tienen intereses comunes o parecidos y buscan reivindicaciones y oportunidades que solo se pueden garantizar desde el gobierno se van asociando y conforman partidos.

Los partidos políticos en una democracia libre, liberal, representativa, meritocrática o electoral se consolidan a partir de organizaciones sindicales, grupos religiosos, Asociaciones productivas, cámaras y afines, como movimientos de electores, con el fin de tener representación en las instancias de gestión pública a las que se llega a partir de elecciones.

Los partidos son en esencia organizaciones y como tal deben responder a estructuras de funcionamiento y métodos de deliberación interna.

Es importante aclarar que en un Estado la forma de ejercicio democrático no necesariamente va a coincidir con los métodos de selección interno de los partidos, a menos que esto esté prohibido por la ley.

Lo que si sucede es que todos los partidos ajustados a la ley tienen la opción y el derecho de postular candidatos y de hacer ejercicio pleno de la promoción de sus ideas políticas en la colectividad, los partidos tienen derecho a su reconocimiento y también a su institucionalización, asunto que decanta en métodos de formación y educación de su militancia

Angelo Panebianco en su obra modelos de partidos, nos pasea y recrea por un interesante análisis de la realidad y naturaleza de los partidos políticos independientemente de su ideología, se enfoca de forma clara y objetiva en la manera en la cual los partidos se organizan para alcanzar sus fines, como se dan sus alianzas y cómo van generando en el seno de la diatriba política condiciones para el ejercicio del poder desde su interés colectivo

Explica detalladamente los roles que ejercen las personas dentro de los partidos y como estos, se van categorizando, la difícil tarea de ser partido en oposición y partido en ejercicio del poder gubernamental, los vicios que se generan en las distintas categorías y niveles de gerencia y las complicaciones más comunes a las que se enfrentan los dirigentes.

Sin embargo Giovanni Sartori en su obra la Democracia en treinta lecciones conecta con aspectos de la democracia que es necesario exponer aquí, enmarca la democracia desde sus inicios haciendo de la definición etimológica de la democracia la raíz principal del texto, como el Demos y populus que son y no son la gente, sean la fuente del poder que se ejerce, contrasta las democracias de la antigüedad y las causas de su fracaso  con el totalitarismo, como se va abriendo paso la tolerancia y la diversidad en los contextos democráticos.

De una forma afable transita por los términos que culturalmente han afectado a la política en democracia haciendo una crítica profunda al marxismo en virtud del egoísmo que este genera en la conceptualización del trabajo y como el capitalismo en el fondo promueve lo colectivo, para el autor la sociedad debe hacerse una revisión profunda y superar de una vez la terminología de derechas e izquierdas porque para él ya eso queda implícito en la gestión.

Abre una brecha para ver el mercado desde la óptica política si ánimos de destruir al pequeño productor y evitando el dominio de todo por facciones minoritarias, en sus 30 lecciones no hay desperdicios, despierta en el lector acucioso el deseo de documentarse sobre el tema, pues abre ventanas de conocimiento donde alguna vez hubo tabú político.

Por esa razón iniciamos este recorrido desde el pasado de la humanidad siguiendo el consejo de Giorgio Agamben “podemos acceder a la verdad solo por medio de la confrontación del pasado” y analizando sus recónditas huella podemos encontrarnos con nosotros mismos entramos en territorio de March y Olsen en el cual es la institucionalidad la fundamentación y también el fin de los procesos de ejercicio gubernamental de Estado y gerencia, se necesita trascender a niveles superiores de la practica institucional, mas no de la burocracia como freno de los procesos de la libertad plena.

Los políticos han prestado poca atención a las instituciones políticas; la mayoría de las democracias estables han sido regímenes parlamentarios mientras que la mayoría de los países con instituciones presidenciales han sido democracias inestables o regímenes autoritarios.

Al ser objetivos incluso dos sistemas presidenciales “puros” pueden ser distintos legalmente, Lo mismo sucede con los sistemas parlamentarios. Todos los sistemas presidenciales y parlamentarios tienen un fondo común que permite su diferenciación y también algunas comparaciones sistemáticas; aunque, la mayoría de las democracias presidenciales se parecen en los sistemas parlamentarios la única institución democráticamente legitimada es el parlamento y el gobierno que deriva de su autoridad.

Tanto el presidente como el legislativo son elegidos por el pueblo, tienen entonces legitimidad democrática, elección por un tiempo fijo, el cargo del presidente es independiente del legislativo y viceversa.

La característica básica del presidencialismo es el pleno derecho a la legitimidad democrática del presidente y de los legisladores en este contexto es fácil que un presidente encuentre resistencia a su programa en el legislativo.

En algunas sociedades el presidente puede representar a electorados para cuestionar el derecho de la minoría que se opongan a su política; en ausencia de todo principio lógico para definir quien realmente tiene legitimidad democrática, porque que tanto presidente como legislativo son electos por el pueblo, es tentador usar formulaciones ideológicas para legitimar el componente presidencial del sistema y deslegitimar a los que se oponen a él.

Una democracia debe ser competitiva, con alternancia en el poder y garantías básicas En la democracia presidencialista el presidente es popularmente electo por voto directo y los mandaros del presidente como de la asamblea son fijos.  Los rasgos fundamentales del presidencialismo son el origen y la supervivencia separados entre el ejecutivo y el legislativo.

Un tercer tipo de democracia es el premier-presidencialismo o semi-presidencialismo, en donde el presidente es popularmente electo pero el gabinete es colectivamente responsable ante el parlamento

En tiempos de crisis económica y política internacional, los mecanismos institucionales que suelen funcionar en épocas “normales” pueden transformarse en chivos expiatorios cuando la democracia fracasa.

No toda la ventaja del parlamentarismo se origina en el hecho de que se localiza en países industriales avanzados, Por regla general, las colonias británicas tenían autogobierno local, siempre según el modelo parlamentario, con anterioridad a su independencia.

Existen más probabilidades de que el presidencialismo sea adoptado en América latina y en África que en otras partes del mundo, el parlamentarismo ha sido el tipo de régimen elegidos en la mayor parte Europa y en las excolonias británicas.

Por su parte, las interpretaciones marcadas por el malestar hacia la cultura contemporánea y por la nostalgia de las cosmovisiones autóctonas, idealizan la visión jerárquica de las sociedades tradicionales, en que los grados del ser y de la perfección se englobaban y subordinaban orgánicamente, y le contraponen una visión moderna marcada por la separación de los ámbitos de la estética, la ciencia y la moral asociarla al desencantamiento del mundo, a la erosión de las tradiciones de sentido compartidas y a la falta de articulación de nuestros términos comunes.

Dentro de esta perspectiva, algunos pensadores conservadores,   asumen la separación del arte, la ciencia y el ámbito práctico- moral, en tanto que formas culturales especializadas que hacen inviable una totalización filosófica del saber, es preciso atribuirle un nuevo rol a la educación como mediación y reconstrucción racional de las condiciones de vida en comunidad que sostienen nuestras pretensiones de validez cognitiva, estética y práctica; y es que estaría en juego cierta racionalización de las esferas socio-culturales, una consumación de la inacabada modernidad tanto peligrosa que la colonización mercantil y burocrática del mundo.

Otros defensores de la forma de vida democrática moderna reconocen que la separación de la esfera teológica y del ámbito político, así como la fragmentación de la ley, del poder y del saber, son precisamente la condición de posibilidad de la revolución democrática.

En contra posición a estas posturas, un tanto socialdemócratas, otros apuntan a la relevancia hermenéutica de las tradiciones como sugerencias flexibles que guían nuestras interpretaciones, también reconoce el escenario específicamente moderno marcado por la aplicación de modelos de experiencia, por la pluralidad de las esferas, por la multiplicación de las voces y por la preeminencia de la moral.

Sin embargo, no se puede dejar de lado reconocer que, de los sistemas de gobiernos aplicados por la humanidad, la democracia es el mejor de todos, en especial si garantiza las libertades de pleno ejercicio y desarrollo del ser, liberal, positiva y que represente los verdaderos intereses de la población.

Se puede concluir después de la reflexión, que históricamente la humanidad ha estado en la búsqueda de la armonía, de la tranquilidad y del desarrollo, la satisfacción de las necesidades básicas y del disfrute de las relaciones afectivas,  se ha intentado alcanzar esto por diferentes métodos un sistema que garantice esas metas o como mínimo las condiciones para hacerlo posible y ha sido infructuoso, pero en la Democracia se puede construir con mayor seguridad un Estado que se acerque a esta utopía, la forma de ir avanzando hacia ella es la tolerancia de todos con las diferencias de todos, en la marco del respeto, el bien común y elecciones libres. Las instituciones eficientes, partidos políticos coherentes y la participación masiva de la ciudadanía es el trípode de la democracia moderna, de vanguardia y sincera que puede aspirar la mayor calidad democrática posible. No es el modelo presidencialista o parlamentario que hace mejor o peor una democracia, sino la que garantice la participación de las personas y su prosperidad.

Referencias Bibliográficas

  1. Giavanni Sartori. La democracia en 30 lecciones editorial Taurus 2008
  2. Angelo Panebianco. Modelos de partido. Editorial Alianza 1995
  3. James March, Johan Olsen. El redescubrimiento de las Instituciones 1997
  4. Scott Mainwaring. Presidencialismo y democracia en América Latina 2000
  5. Juan Linz. Crisis del Presidencialismo. Editorial Alianza. 2000

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