El verdadero reto del “Home Schooling” como estrategia paliativa ante la pandemia por Covid-19, en América Latina.
El concepto de Homeschooling es ampliamente conocido en países del primer mundo (por llamarlos de alguna manera), y consiste básicamente en que los padres deciden responsabilizarse totalmente por la educación de sus hijos, desde casa.
Evidentemente, este sistema de educación tiene sus normas y limitantes que permiten a las naciones que lo llevan a cabo tener un control “remoto” de qué es lo que se está impartiendo, además de evaluar a los participantes. Sin embargo, ante la paralización mundial ocurrida por el Covid 19, este modo educativo ha intentado ser puesto en marcha en muchos países, lo que ha llevado un verdadero reto a los hogares.
La Alternativa que salvó el día.
Palpablemente, ante la circunstancia de salud pública que nos embarga a todos, la intención no es criticar de modo lacerante la iniciativa de organizaciones, estados y naciones, quienes realmente preocupados por garantizar una cierta continuidad en la vida de miles de estudiantes, han decidido aplicar, de algún modo, la educación desde el hogar, utilizando algunos de los principios de la iniciativa de Homeschooling, colocándole nombres genéricos adaptados a cada latitud, pero que básicamente siguen la premisa de “lo online”, y el “desde casa”.
Lo que se quiere con esta intervención, es observar con ojos distintos la situación, para que, en virtud de mejorarla, se puedan tomar en cuenta cierta cantidad de aspectos que tal vez han sido invisibilizados, (pues la realidad es que la vuelta a la normalidad, o nueva normalidad, de los escolares en esta alargada pandemia se ha vuelto un punto verdaderamente argüido).
La Invisibilización y la Romantización de la Realidad.
Agrupar a los estudiantes de América Latina en un grupo etario es injusto, pues no es válido decir que en sistema educativo sólo hay niños, jóvenes o adultos. La realidad es, que el latino naturalmente es emprendedor y lucha por conseguir sus mejores versiones a través del arduo trabajo y del estudio.
Partiendo de la afirmación anterior, se puede establecer que, en efecto, fueron miles y miles de personas de diferentes edades que durante este tiempo de pandemia han continuado sus estudios desde su casa, lo cual es de verdad una enorme proeza que es necesario visibilizar sin romantizar.
-Proeza para los gobiernos e instituciones.
En primer lugar, hay que reconocer que los gobiernos e instituciones, tanto públicas como privadas, de todos los niveles y modalidades de estudio a lo largo de América Latina y el Caribe, sumaron esfuerzos y unificaron criterios para asumir este modo inusual de clases, produciendo parámetros, instrucciones, y estrategias que llevaran a la población a asumir esta “nueva normalidad temporal”.
-Proeza para el personal especializado del sistema educativo.
Los docentes, catedráticos, profesores, auxiliares, personal administrativo, directivo, en fin, todo ese aparataje que se constituye la columna vertebral profesional de las instituciones educativas que se sumo a estar al otro lado del ordenador, del micrófono de la radio, de las cámaras, del móvil, en fin. Es loable como estas personas asumieron este reto, tal vez incluso sin contar con las estrategias, el conocimiento, o la práctica para hacerlo.
-Proeza para el grupo familiar o acompañantes.
Las familias, amigos, vecinos, asumieron con estoicismo el reto dado, y es muy importante visibilizarlos, pues, la verdad es que existen familias cuya esperanza de éxito académico está en los hijos y nuevas generaciones, y que no cuentan con incluso alfabetización para ayudarlos. Sin embargo, las familias se sumaron.
Por otro lado, ser un profesional de la educación implica el arte de enseñar y hacer aprender, así que conseguir ello en casa no es tarea fácil, pues las familias no cuentan con la formación ni el perfil necesario, fuera de la incertidumbre en sí que se vive a raíz de la pandemia, y, sin embargo, desde el amor y el empirismo asumieron el reto.
-Proeza para los estudiantes.
No podemos pasar a otro punto sin aplaudir a los estudiantes. Por su esfuerzo, por su entrega, por su dedicación, a pesar de las limitaciones que puedan tener, pues, por un lado, es fundamental decirlo para no romantizar la realidad, NO todos los estudiantes latinos tienen acceso a las herramientas tecnológicas globalizadas que fueron usadas en muchísimos casos para garantizar la continuidad académica, ni la formación adecuada para manejarlas.
Y, por otro lado, es un hecho científico que todos no aprendemos igual, por lo tanto, es fácil imaginar el reto que debió representar para los estudiantes que no son autodidácticos enfrentar esta nueva realidad educativa.
Cuatro (de los muchos) Nudos Críticos de esta situación.
Luego de haber visibilizado el gran esfuerzo digno de admiración hecho por todos, es importante resaltar que en cada país se vivió una realidad distinta. Pero, también existen nudos críticos que es necesario mencionar, pues, aunque tenemos esperanza en que esta situación no será sostenida, también es cierto que de estas experiencias se puede aprender mucho.
-Una sincera formación en Tecnologías de Información y Comunicación.
En primer lugar, vale la pena decirlo, en nuestras aulas no estamos prestando especial atención al uso de las Tecnologías para la Información y Comunicación (TIC), no se les esta dando el lugar que merecen como algo real y tangible.
Sino más bien se están viendo como un conocimiento necesario pero lejano, y hasta satanizado, lo cual se constituye en una limitante para nuestros estudiantes que no saben como manejar herramientas disponibles en la red que facilitarían enormemente su proceso de enseñanza aprendizaje en estos tiempos modernos.
Fuera de que nuestros formadores muchas veces son los primeros en desconocerlas, e incluso no tener acceso a ellas, por no mencionar catastróficos casos de América en el que se les otorgaron dispositivos tecnológicos a los estudiantes sin una sincera formación al respecto.
-El saldo científico de la circunstancia.
Por otro lado, ese maravilloso mosaico de vivencias obtenidas en toda la geografía se constituye un amplio universo empírico, el cual debiera ser sistematizado de modo adecuado bajo un enfoque transformador, ya que muchas veces hacemos ciencia en el diario caminar y no reconocemos el potencial de nuestras vivencias, debido al enfoque eurocéntrico que nos han inculcado de que lo nuestro no es relevante.
-Un seguimiento adecuado a lo que se está impartiendo.
Em otro orden de ideas, es importante resaltar que el personal docente esta (en la mayoría de los casos) lleno de vocación y profesionalismo, pero también es necesario decir que muchas veces a los docentes se les dificulta de modo presencial atender las necesidades de todos sus estudiantes, que pues diremos en el caso de la educación remota.
Y ni hablar de aquellos docentes que no están comprometidos, o que se sienten marginados por sus condiciones laborales (tristemente común en América latina) por no hablar de aquellos que no cuentan con las herramientas para trabajar de este modo.
-La Equidad y los Derechos.
Entonces, ante la situación vivida, quién nos garantiza que nuestros estudiantes no fueron atropellados; que no hubo injusticia en sus asignaciones, que no hubo falta de equidad en los criterios usados para evaluarlos, que no hubo discriminación en el acto educativo, quien se atreve a arrojar la primera piedra libre de culpas.
Todas estas preguntas son válidas en todas las direcciones, que tan tomados en cuenta fuimos, y que tan tomados en cuenta seremos para fututos proyectos de tan gran envergadura, quien escucha nuestros gritos ahogados en medio de estas circunstancias, donde la salud y la vida son lo primero, donde la incertidumbre laboral, financiera, familiar, emocional y social reina para todos los sectores.
Hasta qué punto la educación en tiempo de crisis pasa de solución a carga y viceversa.
Ser pionero tiene sus ventajas.
Existen muchas otras cosas que se pueden acotar respecto a este “ensayo” realizado, sin embargo, lo mas importante es saber que el inquebrantable espíritu de superación y adaptación humana nos permite salir adelante en cada circunstancia.
Además de ello, con todas las virtudes y defectos del trabajo llevado a cabo, lo que mas destaca es que una vez mas asumimos el reto, y ya solo queda limar asperezas y perfeccionarnos en el camino, lo cual solo es posible desde la humildad, la autocrítica y las ganas de seguir delante de la mejor manera. Lo importante es nunca detenernos.
«Inventamos o erramos»
Simón Rodríguez, 1842