Aunque el origen de la Humanidad no se sitúa en Europa, bien podría haber sucedido. La ocupación de este extenso continente es tan antigua como la permanencia del hombre sobre la faz de la Tierra. Sin embargo, existen algunas particularidades que distinguen a este territorio del resto de los continentes: mientras América es un continente en sí mismo, al igual que África u Oceanía, Europa es un concepto geográfico que nada tiene que ver con sus límites físicos, pues no es más que una prolongación del continente asiático hacia Occidente.
Tal vez esta particularidad es la que ha hecho de Europa un continente de grandes contrastes, geográficos, humanos, políticos y culturales que han dado origen a una raza, la europea, cuya influencia y dispersión ha alcanzado todos los confines del planeta.
El continente europeo tiene una superficie de 10,359,358 km2 y limita al norte con el Cabo Norte y el Casquete Polar; el Mar Mediterráneo, el Cáucaso y el Mar Negro al sur; los Montes Urales al este y el Océano Atlántico es su límite occidental.
La antigüedad de sus poblaciones, las raíces culturales de las diferentes civilizaciones que erigieron en Europa sus dominios, la diversidad social de los países que componen la actual división política europea y la riqueza étnica que ha poblado su territorio a lo largo de la historia, han modelado en este continente una idiosincrasia que le ha llevado a contener en su geografía a algunas de las máximas potencias económicas, artísticas, políticas y tecnológicas del mundo moderno.
Hablar de su geografía es un desafío, aún para el geógrafo más experimentado: fiordos, glaciares, playas, nieves eternas y extensas planicies generosas; abruptos acantilados en costas escarpadas y arenas blancas acariciadas por mansas olas color zafiro, todos son paisajes que conviven en el perfil biótico de la magnífica naturaleza de Europa.
Las guerras más cruentas y los movimientos revolucionarios más dramáticos hallaron en este territorio el escenario para su desarrollo. Sus límites fueron cambiando conforme se sucedían las épocas y los innumerables conflictos bélicos sucedidos en Europa fueron la génesis de la actual distribución política que conocemos. Desde los antiguos griegos y romanos que marcaron con su sello indiscutible la fisonomía de varios países del orbe, hasta la Alemania nazi y su atroz influencia histórica, migraciones masivas, monarcas de antología y políticos de raza, contribuyen a hacer de Europa la cuna de la civilización moderna.
La actualidad encuentra a Europa en un momento de apogeo industrial, tecnológico, cultural, social y económico. Sin dudas podemos afirmar que es el continente con mayor índice de urbanización global y es importante señalar que muchos de los grandes tesoros artísticos y científicos de la Humanidad se guardan en museos y centros de investigación, los más famosos del mundo.
Monumentos insoslayables como la Torre Eiffel (Francia), la puerta de Brandenburgo (Alemania), La Alhambra (España), Buckingham Palace (Gran Bretaña), el Coliseo (Roma), la Basílica de San Pedro (El Vaticano), la Acrópolis (Grecia), son apenas pequeñas muestras de una riqueza arquitectónica y estética que Europa luce en todo su esplendor.
Recorrer Europa es adentrarse en un mundo de profundos contrastes, de tradiciones ancestrales que armonizan con la modernidad más absoluta de sus ciudades. Reunir en un solo instante la historia, el presente y el futuro plasmados de manera inconfundible en la atmósfera embriagante de belleza y asombro de un continente único y exquisito.
Países que componen el continente Europeo
Alemania
Esta moderna nación es la más poblada de Europa y su producción diversificada la sitúa como la tercera economía mundial. Rica en historia y tradiciones, Alemania es también polo industrial de relevancia internacional además de haber cobijado el nacimiento de grandes personalidades vinculadas a las ciencias, las artes, la política y el pensamiento. Con ciudades de increíble belleza como Frankfurt, Munich, Bremen, Berlín o Colonia, Alemania encabeza la lista de naciones influyentes en el contexto de la Comunidad Económica Europea, de la cual es miembro fundador.
Austria
Uno de los estados europeos que mayor preponderancia histórica ha ejercido durante los siglos que constituyó el corazón de un inmenso imperio que abarcaba gran parte de Europa central. Su exquisito patrimonio cultural ha dado a la Humanidad artistas de la talla de Mozart, Schubert e intelectuales como Sigmund Freud. Viena, su capital, es una de las joyas arquitectónicas de Europa y las pequeñas ciudades y poblados del interior ofrecen paisajes de indescriptible belleza y hospitalidad.
Bélgica
Este país sobresale en el contexto de las naciones europeas por la diversidad de sus paisajes, su reconocida gastronomía y por ser sede de organizaciones internacionales vinculadas a la administración de la Comunidad Europea o la NATO entre otras. Las ciudades belgas como Bruselas, su capital, albergan tesoros culturales de incalculable valor. Es también reconocida la calidad de la cerveza que se elabora en sus innumerables fábricas industriales y artesanales. Extensas costas sobre el Mar del Norte, amables planicies centrales y milenarios bosques en el sur, una fascinante combinación de naturaleza, tradición y cultura.
Bulgaria
Una de las naciones más antiguas de Europa, fundada en el siglo VII de nuestra era y ubicada en el centro mismo de la región de los Balcanes, Bulgaria se caracteriza por ser un país con una enorme diversidad étnica, religiosa y social. Paso obligado de las corrientes demográficas provenientes de Asia, esta influencia se hace evidente en su arquitectura, sus costumbres y su gente. Su capital es Sofía, una magnífica ciudad que ostenta lujosos palacios, edificios públicos, plazas y monumentos que narran la historia de un país rico en paisajes y cultura.
Chipre
Las reducidas dimensiones de su territorio no hacen imaginar al viajero que allí es posible encontrar los vestigios de algunas de las más importantes civilizaciones de la antigüedad: asentamientos prehistóricos, teatros griegos, ciudades erigidas por el Imperio Romano, conventos bizantinos o vestigios de las Cruzadas, son parte del paisaje de esta pequeña isla ubicada en el Mediterráneo Oriental frente a las costas de Turquía. Las distintas influencias que forjaron su personalidad única, están vigentes aún en los pintorescos mercados de Nicosia, su capital, la profusión de lenguas y dialectos y el indescifrable paisaje humano que hace de Chipre una isla de mil culturas.
Dinamarca
Patria de vikingos y navegantes célebres, Dinamarca no sólo es la península de Jutlandia que se prolonga desde tierra firme hacia el Mar del Norte. Dinamarca es un territorio compuesto además por 400 islas que conforman un archipiélago de inigualable belleza y riqueza natural. Potencia industrial de proyección global, Dinamarca conjuga la modernidad de sus ciudades con las tradiciones de una monarquía constitucional bien arraigada en el sentimiento de sus habitantes. La inolvidable “Sirenita” de los cuentos de Hans Christian Andersen, ubicada en el puerto de Copenhague, la capital, es una de sus imágenes más conocidas en el mundo.
Eslovaquia
La vida de país independiente de Eslovaquia se remonta apenas a 1993, cuando se separó definitivamente de lo que hoy es la República Checa, con la cual conformaba la antigua Checoslovaquia. Los Montes Cárpatos son su rostro más conocido y en Bratislava, su capital, es posible hallar aún vestigios de antiguas culturas que invadieron la región y modelaron su perfil de ciudad fortificada. Su historia se inserta en el corazón del medioevo y del barroco y su abolengo proviene de los tiempos en que fue residencia de los Reyes de Hungría. Deportes extremos, gastronomía de excelencia, y una naturaleza pródiga son algunos de los atractivos que Eslovaquia ofrece a sus visitantes.
Eslovenia
Independiente desde 1991, Eslovenia es una de las seis repúblicas que formaban el antiguo estado de Yugoslavia. Su singularidad radica en que en su territorio convergen algunos de los paisajes más representativos de Europa: los Alpes, la llanura y el Mar Mediterráneo. Industrial, turística y universitaria, Eslovenia es una nación que busca forjar su moderna identidad al tiempo que fortalece y promueve sus tradiciones más emblemáticas: los deportes de montaña, la exquisita repostería artesanal y los atractivos culturales que se encuentran a lo largo y a lo ancho de su territorio.
España
Puerta de entrada a la Europa continental, España es sin lugar a dudas un país que gravita con peso propio en el concierto de las naciones de Occidente. Antigua potencia de ultramar, su influencia cultural, política y social, aún se encuentra en gran parte de los países de América con los cuales mantiene una fluida relación diplomática y comercial. Cuna de grandes artistas, patria de una de las lenguas más difundidas del planeta y con paisajes humanos y geográficos de inusitada diversidad, España, cosmopolita y moderna, es sinónimo de desenfado, arte, cultura y sol y tradición.
Estonia
En 1991 Estonia se independizó de lo que por entonces era la Unión Soviética y desde entonces ha logrado conformar un perfil que la ubica como un destino turístico no convencional, de preferencia. Con sus costas ubicadas sobre el Mar Báltico, Estonia ha hecho del turismo una importante fuente de divisas y una manera de impulsar sus economías regionales. También agrícola e industrial, esta nación conserva una de las capitales, Tallin, de definido estilo medieval, en mejor estado de conservación del continente europeo.
Finlandia
Sinónimo de bosques, naturaleza y paisajes de exótica belleza, Finlandia se encuentra en el límite norte del continente y su territorio es atravesado por el Círculo Polar Artico lo cual determina sus características climáticas, fenómenos naturales de indescriptible belleza como las Auroras Boreales o las Noches Blancas, y la personalidad de sus habitantes y costumbres. Líder indiscutido en la actualidad en materia de tecnologías de la comunicación, Finlandia fue parte de Suecia hasta 1917 cuando declaró su independencia una vez concluida la Revolución Rusa.
Francia
El territorio más extenso del continente europeo, con costas sobre el Mar del Norte y sobre el Mediterráneo, Francia posee signos característicos que la convierten en una nación única por sus contrastes y por una vasta y convulsionada historia. Desde la antigüedad fue disputada por imperios y conquistadores, su importancia política en la conformación de los ideales de Occidente y una de sus revueltas sociales más emblemáticas: la Revolución Francesa, determinaron el nacimiento de la Edad Moderna. Con ciudades como París o Avignon, museos como el Louvre, pensadores como Balzac o Sartre, bebidas como sus exquisitos vinos o el afamado Champagne, Francia ha sabido ganarse un lugar indiscutido entre las naciones más importantes del mundo.