Todo el mundo sabe que los problemas renales son muy comunes en los gatos. Esto ocurre, generalmente, por una dieta ineficiente y también porque los gatos no tienen el hábito de beber agua con frecuencia, lo que acaba siendo un motivo de insuficiencia renal en los gatos. Cuando se detecta la enfermedad, hay que tomar varias medidas para evitar las consecuencias de esta grave enfermedad, que incluyen un cambio en la dieta del animal. El pienso renal para gatos, por ejemplo, ayuda a mantener al minino con una buena calidad de vida, incluso enfermo. ¿Quiere saber más al respecto? Sigue leyendo y te contamos todo lo que necesitas saber sobre este tipo de alimentos.
¿Qué es el alimento para gatos con problemas renales y cuándo puede estar indicado?
Si tiene un gato con problemas renales, es muy probable que el veterinario ya haya sugerido cambios en la alimentación del felino. Y es que, según el caso, lo ideal es optar por un pienso renal para gatos que, tiene la función de retrasar la progresión de la enfermedad renal crónica y aliviar sus signos clínicos, aumentando la calidad y la duración de la vida del animal. El pienso renal está indicado para gatos en el tratamiento de la enfermedad renal crónica a partir del estadio II.
Sin embargo, cabe señalar que cualquier cambio en el manejo nutricional de su gato debe hacerse con la ayuda de un profesional (preferiblemente con experiencia en nutrición animal) y nunca por su cuenta. El veterinario es el profesional capacitado para indicar el momento ideal para el cambio en la gestión de la alimentación del gato.
Los gatos con problemas renales necesitan una dieta más específica
Los riñones son órganos muy importantes, tanto para la salud de los humanos como de los gatos., son responsables de la eliminación de toxinas del cuerpo, de la regulación de la presión arterial, de la producción de hormonas y de la vitamina D, entre otras funciones. Por lo tanto, si existe el compromiso de este órgano, es importante buscar alternativas para el control de la enfermedad. Existen diferentes tipos de alimentos para gatos, e invertir en un pienso para gatos con problemas renales, por ejemplo, puede ser una buena solución.
No en vano, con este pienso, el gato de riñón empieza a tener una calidad de vida totalmente diferente, como verás a continuación. Estos son algunos de los beneficios nutricionales de este alimento:
- El alimento utiliza proteínas de muy alta calidad y alta digestibilidad, generando así la menor cantidad posible de residuos que un riñón enfermo tendría dificultades para excretar;
- Reduce los niveles de fósforo, uno de los mayores villanos en la enfermedad renal crónica, siendo una de las medidas más importantes para prevenir la progresión del daño renal;
- Aporta importantes nutrientes, como ácidos grasos y omega 3, que tienen una acción antiinflamatoria y ayudan a reducir la presión arterial sistémica
- Reduce el estrés oxidativo de las lesiones crónicas con el aporte de sustancias antioxidantes;
- Tiene altos niveles de vitaminas, principalmente del complejo B. Debido al aumento de la frecuencia urinaria, estas vitaminas se pierden en mayor cantidad en la orina;
- Controla los niveles de sodio, lo que ayuda a controlar la presión arterial sistémica.
¿Los gatos tienen alguna contraindicación para este tipo de comida?
Al tratarse de una enfermedad grave y que requiere una dieta muy específica, los piensos renales para gatos tienen algunas contraindicaciones. La advertencia se aplica a los gatitos, a las gatas embarazadas o lactantes, además de los casos de comorbilidad, es decir, cuando el gato tiene más de una enfermedad. En estas situaciones, la sugerencia es que el tutor siempre busque un área profesional de nutrición animal, que entenderá las necesidades nutricionales del felino e indicará el mejor tratamiento basado en el estilo de vida del animal.
El gato debe pasar por un proceso de adaptación gradual
Antes de sustituir totalmente el pienso tradicional por la ración renal, el gato debe empezar a consumir el nuevo alimento de forma gradual. Recuerde siempre que los cambios demasiado bruscos pueden acabar perjudicando el proceso de adaptación a la nueva alimentación y, en algunos casos, el gato puede acabar negándose a comer. La sustitución debe hacerse gradualmente. Lo ideal es dedicar 7 días a la sustitución e ir disminuyendo la cantidad del antiguo pienso al mismo tiempo que se aumenta la del nuevo.