El confinamiento establecido para frenar el virus SARS-COV2-2019 no ha impedido el desarrollo de la ciencia y del análisis histórico. Es bien sabido que la Historia se hace y escribe desde el presente, por lo que el estudio del pasado se enriquece con nuevos descubrimientos que nos hacen reflexionar sobre las ideas o teorías que teníamos acerca de un hecho pasado.
La preocupación por evitar que la energía nuclear sea utilizada para fines bélicos no ha finalizado aún, puesto las grandes potencias posiblemente cuenten con arsenales nucleares prestos para ser utilizados en algún teatro de operaciones dentro y fuera del planeta con graves consecuencias para la vida humana. Es por ello por lo que hoy a 75 y meses años del lanzamiento de la primera bomba atómica, numerosas organizaciones y personalidades en todo el mundo elevan la voz demandar un mundo sin armamento atómico.
Jonh Pilger sospecha que el gobierno de los Estados Unidos no dice la verdad sobre el armamento atómico y su probablemente empleo contra supuestos o reales enemigos.
El periodista ha revelado que “el ataque nuclear a Hiroshima, Japón es uno de los sucesos rodeados de engaños que difundieron los medios de comunicación de los Estados Unidos, mismos que siguen hoy en día”. El ciudadano norteamericano fue a esa ciudad en 1967 y observó solamente una huella(sombra) de restos femeninos en las escaleras de granito “rastro casi idéntico al del ser humano”
Gran parte de los muertos ocasionados por el ataque no fallecieron en el acto, si no que murieron después debido a los efectos de la radiación (como leucemia), aunque medios como The New York Times publicaran el 13 de septiembre de 1945 que “no había radiactividad en las ruinas de la ciudad atacada”.
El periodista William L. Lawrence hizo una reseña en ese diario en la que el general de los Estados Unidos Thomas Farrell “tajante rechazaba” que la bomba llamada “LITTLE BOY” ocasionara “una radioactividad por mucho tiempo y que pusiera en peligro la vida” pero los japoneses contradecían esa versión, puesto que fallecían por las consecuencias.
Una semana antes el australiano Wilfred Burchett, escribió en el London Daily Express que los cuartos de un hospital estaban repletos de gente que no tenía lesiones a la vista que fallecían por “una peste o epidemia atómica”, reportaje por el que le quitaron su acreditación como periodista y lo boletinaron.
En los Archivos Nacionales de Washington (NAW por sus siglas en inglés) están las propuestas de paz japonesas que fueron desechadas y un mensaje del embajador de la Alemania de Hitler en Tokio que el gobierno de los Estados Unidos captó. En ellos el gobierno japonés aclaró que deseaba la paz, aunque las condiciones de rendición fueran duras.
En 1946 un análisis oficial del gobierno de los Estados Unidos llegó a la conclusión que su superioridad aérea sobre los nipones “hubiera sido suficiente” para conseguir de su enemigo la rendición sin condiciones, sin que la Unión Soviética hubiera participado. George Kennan, estratega que ideo la GUERRA FR ÍA, informó que el objetivo de lanzar las bombas era “atemorizar a los soviéticos”.
El Director del Proyecto “MANHATTAN” (por el que se realizaron las bombas) El General Leslie Groves, afirmo “no tener el anhelo que Rusia fuera enemigo de los Estados Unidos”. Por lo anterior Pilger ha señalado que los ataques a Hiroshima y Nagasaki “como masacres en masa planeados” que siempre “se fundamentaron con engaños que son parte inherente de la propaganda bélica de los Estados Unidos en el siglo XXI” y, en los últimos 75 años “la falsedad que más ha durado” es que el gobierno norteamericano las lanzo para “finalizar la guerra en el Océano Pacífico y que no fallecieran más soldados”
El uso del arsenal atómico y el posterior ardid se extendieron a las Islas Marshall, conjunto de Islas que Estados Unidos arrebató al imperio japonés. El periodista ganador de un premio EMMY recuerda los ensayos que los estadounidenses, mismos en los que no desalojaron a la población civil radicada en una región que fue afectada por la lluvia radioactiva posterior.
Gene Curbow, meteorólogo que estuvo en ese sitio, señaló que no sacaron a la gente, “porque necesitaban algunas personas para analizar las consecuencias de la radioactividad”, aunque la versión oficial señaló que “el viento cambió de dirección en forma inexplicable”
El periodista argumenta el gobierno de los Estados Unidos repetiría la misma estrategia “con un caudal diario de mensajes antichinos que supera con gran velocidad a la cantidad de discursos antirusos” con la siguiente consigna: “TODO LO QUE VENGA DE CHINA ES PELIGROSO… WUHAN, HUAWEI”.
Ello inició en 2011, cuando el entonces titular del Poder Ejecutivo de los Estados Unidos Barack Obama señaló a China como un peligro, resultado de la visión que Estados Unidos en la que es un “país opulento, exitoso e imprescindible”
El voltear al continente asiático fue gracias a la exsecretaria de Estado Hillary Clinton “quién nunca escondió sus deseos de guerra y trato de nombrar al Océano Pacífico como el mar estadounidense”, informó el sitio Wkileaks
Obama “un experto de la propaganda” incrementó el gasto militar en misiles más que otro cualquier mandatario desde el fin de la guerra fría. Uno de los ejemplos es bomba B61 modelo 12. Wikileaks ha señalado que la meta actual es destruir a China, ya que la ha rodeado con aproximadamente 400 bases militares que contienen misiles, bombarderos, marina de guerra y armas atómicas, “cerco perfecto” y la corporación RAND informó de una guerra nuclear que se podría ganar.
Por esta idea y la “mania” por China del Secretario de Estado de Estados Unidos Mike Pompeo, “mesianista religioso y racista radical” han ocasionado la idea de que ambas naciones se vean envueltas en una guerra.
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